martes, 28 de diciembre de 2010
La economía del deporte: Cuando el pobre roba al rico
Puede que estas líneas sean para expresar mi desprecio por la política de fichajes del Real Madrid o los restos de mi conciencia de justicia social, vueltos leñas por la manera como ha sido manejada la política nacional. Tampoco expreso antipatía alguna por Robin Hood. Sencillamente el final de esta temporada no pudo ser mejor.
Tiburones y Magallanes, los dos equipos que el año pasado se quedaron “a punta de caramelo” para obtener el campeonato, decidieron aplicar políticas de contrataciones de peloteros de mucho valor económico.
Para ello Tiburones realizó un primer cambalache con Bravos de varios peloteros, aunque solo dos marcarían alguna diferencia: Ronald Belisario, quien culminó como líder en salvados, llegó a Margarita por Maicer Iztúris, grandeliga de Anahaim quien no se uniformó de Tiburón.
Luego Tigres cedió al camarero Luis Rodríguez a cambio de Luis Hernández. Si bien Hernández no jugó, pero Aragua se liberó del poco ánimo de Rodríguez en el campo.
Finalmente los escualos anunciaron la vuelta a los campos nacionales de Jorge Julio y Alex Cabrera, vetados por los Leones y por sus altos sueldos. Si buen Jorge Julio cumplió, Alex Cabrera tampoco jugó. NI hablar del caso de Francisco Rodríguez, pero él no llegó por cambio.
El resultado, Tiburones tuvo en campo a un equipo muy distinto al que planificó y que en conjunto tampoco lo hubiera hecho mejor.
Pero el caso de Magallanes fue el más patético. Realizaron 3 cambios en los cuales cedieron a 3 lanzadores que trabajaron en Venezuela, como Alex Torres, Yusmeiro Petit y Ramón Ramírez, quienes impulsaron la clasificación de Águilas, Bravos y Caribes, además del útil novato José Pirela. En cambio obtuvieron a Alberta Callaspo, quien no rindió lo esperado, Ramón Hernández, que no jugó y Jesús Montero, más preocupado por obtener la nacionalidad estadounidense que en visitar a su familia.
En ambos casos se trató de dos equipos con una chequera enorme y que dio amplia promoción a sus gerentes deportivos. No digo que el trabajo de un gerente deportivo no sea valioso, ya que Tigres aun vive de las rentas de Enrique Brito al mando de los felinos hasta el 2007, pero el béisbol es un juego de conjunto que se gana en el terreno, no en las oficinas.
Feliz año Tigreros…
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