domingo, 21 de junio de 2009

Germán “Pichón” González

14 de junio de 2009, Benarroch y yo asistimos a una feria de barajitas organizada por la Asociación Venezolana de Coleccionistas. Nuestro objetivo era entrevistar a Germán “Pichón” González, quien en su corta historia con los Tigres resultó ser el cerrador más efectivo de la historia de los felinos.

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Era el año 1988, el mes de noviembre o diciembre. Yo era segunda base del equipo de béisbol menor Deportivo América, que entrenaba en el estadio Julio Bracho del centro de Maracay. Nunca había ido a un juego de béisbol en mi vida, y con una alegría tremenda recibí la noticia que el equipo entero iría al juego de ese sábado entre Tigres y Magallanes.

Nuestros representantes nos llevaron al estadio, y recuerdo que nos metieron por la tribuna lateral derecha –regularmente reservada para los equipos visitantes- y nos calamos una “pepa de sol” toda esa tarde noche. Magallanes ganó ese juego 4 a 1, y recuerdo que la única carrera impulsada de los Tigres fue de Rafael De Lima.

Nos tocó entrar al terreno a entregar la copa al equipo ganador –ese día Magallanes-. Los niños con mucha ilusión empezaron a pedir autógrafos a sus ídolos en el dogout, oscuro y hediondo a orina. Mi gorrita la formó Luis Bravo, una leyenda de los Tigres que hasta ahora no he entrevistado, y me quedé con las ganas de pedir el autógrafo al lanzador sensación del momento, Germán “Pichón” González, relevista de los Mellizos de Minnesota.

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Ahí me encontraba, 21 años después en el Hotel Cumberland de Caracas esperando recibir mi firma. No le reconocí, estaba calvo, aun delgado. Acento oriental tenía el nativo de Cabimas, a quien tuvimos que esperar por 3 horas a que terminara de firmar las barajitas y pelotas de los asistentes.

Antes de su entrevista le conté mi anécdota con su firma y con gusto aceptó coloca rsu nombre en una barajita Line Up, la única en la que apareció con el uniforme de los Tigres, foto tomada en un juego en Maracaibo a mediados de los años 90.

En su entrevista dijo cosas interesantes, algunas no las coloqué en la grabación porque el micrófono con el que disponemos nos traicionó. En esa época había un lanzador llamado Luis González y afirmó no es su hermano ni familiar, pero sí un gran amigo. Contó sobre su salida del béisbol organizado, que fue su culpa por no haber advertido a tiempo al equipo sobre un dolor que empezó a sentir en su brazo de lanzar y que disminuyó su velocidad. Los Mellizos le dieron la espalda y ahí culminó su carrera en las mayores.

Al ser consultado sobre cuál cerrador que ha jugado con los Tigres es el mejor de todos los tiempos, dijo que iba a pasar por encima de todos, que el nunca hizo pasar tantos sustos a los fanáticos como Buttó –lo certifico- y que Richard Garcés era una persona muy insegura, y que siempre le pedía prestada su gorra y sus zapatos al lanzar, porque según el “Matador”: todo el mundo sabe que el único que puede salvar juegos con los Tigres eres tú Pichón.

Luego de su prematuro retiro, González ha seguido ligado al béisbol. Trabajó en una escuela de béisbol japonés en Sao Paolo, Brasil. Vive en Río Caribe, estado Sucre y parece ser un hombre de bien. Al menos muy educado es.

Nota del editor: Efectivamente el “Pichón nunca nos dio juegos de infarto, pero los récords se los quedó Richard Garcés y las glorias Roberto Muñoz y Francisco Buttó.

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