martes, 28 de marzo de 2017

Sobre los buenos tríos y el tercermundismo

Este domingo, la triste historia de la elefanta Ruperta, quien se muere de hambre en algún zoológico de Caracas y cuyo estado de salud es negado por el Estado, en un acto de soberbia política / pésima gerencia de comunicaciones y propaganda, fue opacada por un video sexual. Sí, dos videos íntimos de un minuto de dos “estrellas” de Venevisión y un Reggaetonero. Fue el punto de encuentro de toda nuestra opinión púbica, digo, pública, en el transcurso de esta semana.

Quisiera hacer algunas reflexiones al respecto.

Ante el argumento “Están gozando con la desgracia ajena”, quisiera decir que quienes estaban gozando eran ellos tres, en una sesión sexual voluntaria entre los tres. Allí no estaban violando a nadie. Es una situación entre adultos, y más allá de los comentarios jocosos, no hay nada que juzgar ni que lamentarse.

Sobre la afirmación “Eso demuestra nuestra pobreza como sociedad”, me parece de mucha ignorancia no conocer los casos de Pamela Anderson, Paris Hilton, Kim Kardashian… Ni hablar en Europa. Un video sexual de un famoso es noticia en cualquier parte del mundo. Es una ridiculez decir que tenemos de presidente a un chofer de autobús porque dos chicas la pasaron muy bien en un viaje a la playa.

Repasemos el concepto de noticia: No es noticia que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Y si el hombre o el perro son famosos…

También escuché que tanto las chicas como el afortunado cantante son “pseudo” venezolanos. Señor, es usted un chavista ignorante de clóset. El hecho que el apellido de una de las chicas se traduzca del alemán “Pozo negro”, no quiere decir que no acabe los trapos como buena venezolana y que rumbee como es.

Tal vez lo único censurable de esta situación es el evidente uso de drogas entre los tres.


En unos meses, veremos las carreras artísticas de estos famosos reconstruidas, y en un tiempo mayor, sus vidas personales. Roxana Díaz no solo se casó, tuvo un hijo. Aprendamos como sociedad que el uso de las tecnologías trae estos riesgos y que el disfrute pleno de nuestra sexualidad es lo más natural en nuestras vidas.