jueves, 23 de septiembre de 2010

El día después del tío sin seguro

4 meses después del triste final de mi crónica, quisiera exponer qué pasó conmigo en todo este tiempo. No a manera de "capítulo final", ya que lo dejaré tal cual.

Los días siguientes a la muerte de mi tío, la única alegría que tuve fue el concierto de Aerosmith. En realidad el concierto fue una cagada, pero escuchar (a pesar del mal sonido) a Tyler y a Perry, en compañía de uno de mis más cercanos amigos y de un poco de panas que también conocía las canciones del grupo, me subió el ánimo a pocas horas de la trágica escena.

Pero encontré mucha compañía en la soledad. La verdad no sé si ese era mi deseo o el desenlace me abrió los ojos sobre tantas cosas que estaban cambiando a mi alrededor, o merecían ceder el espacio que tenían en mi vida.

De mis más viejos amigos, debo reconocer que el colombiano y el chivo siempre se mantuvieron a mi lado. Moralinda, de la nueva camada, tampoco me dejó solo. Sin embargo, comprendí que las personas también son procesos que tienen su principio y su final y lamento admitirlo, pero me hicieron mucha falta cuando comprendí que la dinámica de la vida me los había quitado.

Mi cumpleaños fue bastante patético. Recibí más de 100 mensajes en mi Facebook y una que otra persona me llamó ese día martes. El fin de semana compartí una pizza con el chivo. La verdad no sé cómo hubiera reaccionado si por esos días me hubieran realizado una fiesta con streppers. Semanas después comprendí que era eso lo que más deseaba.

Mi rutina cambió. Empecé a levantarme todos los días a las 5am para ir al gimnasio, donde ahora trabaja mi primer entrenador. Mantuve mi abstemia hasta finales de junio y debo reconocer que mi físico cambió para bien.

Mes y medio después de aquel concierto empecé a conocer un nuevo grupo de amigos. Las menores apenas alcanzan los 20 años y el mayor (después de mi) 27. Volví a la bebida, abandoné las madrugadas de gimnasio y empecé a salir hasta los días de semana. No es extraño que en mi trabajo me noten enratonado un martes o un miércoles (hoy es jueves y lo estoy), pero a Dios gracias soy empleado público.

En el amor nada cambió. La verdad no siento la necesidad de compartir mi vida con una chica. Tal vez comprendí con mis nuevas juntas (con quienes hasta juego al fútbol los domingos) que la edad es un estado mental y que el momento indicado para estar con la persona ideal es cuando la encuentras.

Javi, esto fue lo que se me ocurrió. Sé que igualito te va a gustar. Dentro de mi nuevo ritmo de vida sacrifiqué 10 minutos de mi ocio para escribir esto.

Dedicado a mis amigos que ya no están. Aprendí mucho de ellos y en mi mente siempre estarán los buenos recuerdos, de los cuales se aprende tanto.

A propósito, todavía no he decidido publicar mi cuento.